¿El secreto de la masonería?

Había una vez un rey muy astuto que tenía un gran secreto dentro de una caja y con el cual manipulaba a sus súbditos haciéndolos trabajar de sol a sol y obligándolos a pagar cuantiosos tributos.

El rey había hecho saber que solamente aquellos que durante su vida hicieran muchos méritos podrían ver el contenido de la caja. Era un secreto muy importante porque nadie, ni los más grandes sabios del reino, habían podido descubrir.

Un día un niño se coló sin que nadie lo viera hasta la habitación del rey y abrió la caja y supo cuál era el gran secreto y lo divulgó. Pero los súbditos no lo creyeron.

A pesar de que la Masonería haya hecho soñar a muchos con este secreto, nos encontramos con una fantasía pura que da forma a un secreto tan grandioso, que pueda abrir las puertas de la sabiduría o conferir poderes.

Este secreto se protege solo, puede ponerse a la vista de todo el mundo y muy pocos se darán cuenta. El secreto mejor guardado es aquel que nadie puede descubrir. El secreto masónico, como no existe, no puede descubrirse. Cualquiera puede hacer la prueba yendo a una plaza pública a gritar: ”¡He descubierto el secreto masónico, y es que en realidad no hay ningún secreto!”. El resultado será la total indiferencia, lo que confirmará, una vez más, que “el secreto se protege solo”.